El único propósito del líder

El único propósito del líder es…

Nos quejamos recurrentemente de la ausencia de buenos líderes, especialmente en momentos de cambio o adversidad, pero, como casi siempre, no nos detenemos a reflexionar acerca de cuáles son las verdaderas raíces del problema y qué parte de responsabilidad tenemos en esta situación.

¿Cuáles son esas raíces?

Si nos detenemos por un momento a pensar en ello, podemos identificar 2 causas raíz que explican la ausencia de verdaderos líderes en cualquier ámbito de nuestra sociedad.

1.No se nos educa, ni se nos forma, para liderar

Nuestro sistema educativo nos enseña a ser buenos trabajadores, disciplinados y respetuosos con la cadena de mando. Nuestro sistema socio-económico en su conjunto (político, legislativo, económico y religioso) premia 2 cosas:

  1. Lealtad al que ostenta el poder
  2. Resultados en el corto plazo

Aquellos que cumplen con estos 2 requisitos acaban promocionando al siguiente nivel de la jerarquía como recompensa.

A esto hay que añadir que desde hace unos 300 años medimos el desarrollo de una sociedad en términos económicos, principalmente.

Se nos educa para competir, utilizando métricas numéricas, para monitorizar resultados económicos, relacionados con la productividad y la rentabilidad en el corto plazo.

2. No tenemos un propósito, más allá de satisfacer nuestro ego.

Al no formarnos en liderazgo, no comprendemos la esencia del concepto.

Liderar tiene que ver con cuidar de otros, proporcionándoles un entorno donde puedan desarrollarse y alcanzar la mejor versión de sí mismos.

Utilizando un símil muy sencillo, liderar se parece mucho a ser padre o madre, algo que, bien entendido, es un acto de generosidad, en el que nos sacrificamos por otro ser humano, por procurarle un futuro y convertirle en alguien que contribuya a hacer de la sociedad un lugar mejor.

Liderar tiene que ver con cuidar de otros:

1. Proporcionándoles un entorno de seguridad

2. Ayudándoles a convertirse en la mejor versión de sí mismos

3. Alumbrándoles en momentos de incertidumbre

4. Facilitándoles la mejora continua

5. Alineando sus valores y objetivos con los nuestros

Liderar, al igual que ser padres, es una elección que no debería tener nada que ver con el egoísmo, sino con la voluntad de contribuir a la perpetuación de nuestra especie, dando la oportunidad de la vida a otro ser humano, que contribuya a la evolución de la sociedad, o en el caso del liderazgo empresarial, a la sostenibilidad y perpetuidad de la empresa.

Yo no tengo hijos, por que la vida no me ha llevado a esa circunstancia, pero no dejan de sorprenderme algunas personas cuando me preguntan:

“Jordi y, si no tenéis hijos ¿Quién os cuidará cuando seáis mayores?”

A lo que casi siempre respondo:

“Pues no lo sé, pero, si tuviese hijos, no sería con el propósito de que me cuidasen.”

La función del verdadero líder

Al igual que, en mi opinión, un padre y una madre no deberían tener hijos pensando en que les cuidasen cuando sean mayores, un líder no debería desear liderar exclusivamente para que otros hagan cosas por él o ella.

La función del líder es la de proporcionar un entorno de seguridad para que otros seres humanos crezcan y se desarrollen, no la de que otros le proporcionen un entorno donde él o ella se desarrollen.

Es por eso que a la hora de preguntarnos qué habilidades hacen que un ser humano se convierta en un líder, todas las listas apuntan a la capacidad de comunicar, de empatizar y de gestionar las motivaciones propias y ajenas, que le permitan proporcionar ese entorno y contribuir al desarrollo de aquellos a los que lidera.

Liderar es un acto de generosidad, por eso hay tan pocos líderes, porque no nos enseñan a ser generosos, ni el sistema está diseñado para ello.

¿Dónde está el problema?

El problema es que, como consecuencia de la educación y el sistema que hemos construido, confundimos liderazgo con poder, estatus y autoridad, olvidándonos de su verdadera esencia y significado.

Este es el motivo por el que carecemos de líderes, ya que aquellos que dicen querer liderarnos, lo que realmente persiguen es un interés individual, que comienza por la satisfacción de su propio ego, anteponiendo intereses y bienestar propio, al interés y bienestar colectivo.

La primera pregunta que nos debemos formular

Desde hace algunos años, cada vez que alguien me contacta interesándose por la formación en liderazgo o los programas de mentoring, le formulo la misma pregunta:

¿Y tú? ¿Por qué quieres desarrollar tus habilidades como líder?

La mayoría de veces, en un intento de responder a mi pregunta, comienzan a divagar, intentando construir una respuesta que suene razonablemente bien.

“Bueno, yo lo que busco es poder ayudar a los demás…”

Mi siguiente pregunta siempre es la misma:

“Dame un ejemplo de la última vez que ayudaste a un compañero o compañera a ser mejor… cuando fue la última vez que compartiste tu conocimiento con otro compañero o compañera para que mejorasen sus resultados…?”

Para liderar no hacen falta títulos. Liderar comienza por mostrar generosidad, ayudando, contribuyendo, compartiendo tu conocimiento y experiencia con los miembros de tu equipo, con el propósito de construir un entorno en el que el conjunto sea mejor, mejorando la versión de cada uno de nosotros.

Liderar no tiene que ver con ser el mejor del equipo, sino con hacer que tu equipo sea el mejor.

Un ejemplo de lo que es un verdadero líder

Recuerdo que un día le pregunté a mi mentor… “¿Michael, hay una cosa que no comprendo… cómo es posible que los últimos 3 CEOs de la compañía trabajasen para ti antes de ser CEOs y tú, que llevas aquí 17 años, sigas en la misma posición?”

Como en casi cada una de sus respuestas, ese día me regaló una nueva lección:

“Jordi, mi propósito en la vida es contribuir a que gente como tú, que tenéis un gran talento, pero necesitáis ayuda para pulirlo, podáis desarrollaros y así, procurar un flujo constante de talento que garantice que la compañía siempre cuenta con futuros líderes en proceso de formación. Si me hiciesen CEO me tendría que dedicar a mirar los números y proporcionar a los medios grandes titulares relacionados con lo económico, lo que me impediría cumplir con mi propósito, que es, por otra parte, lo que me hace más feliz”

Liderar tiene que ver con tener un propósito que trasciende de nosotros mismos, por ello requiere de tanta empatía, comunicación y generosidad.

Es por ello que, por muchas teorías del liderazgo que leamos, solo con saberlo no basta. Para aprender a liderar se precisa combinar conocimiento, con mucha práctica y un claro propósito más allá de alimentar nuestro ego.

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Un abrazo queridos «Business Humanizers»

Jordi Alemany

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