La Doble Cara de la Marca Personal

La Doble Cara de la Marca Personal

Vivimos en la era de la unicidad. En una época caracterizada por una contagiosa aspiración a ser únicos. Diferenciarnos de los demás. Elevarnos sobre la multitud.

A la vuelta de cada esquina, ya sea mientras navegamos por nuestro feed de LinkedIn o Instagram, mientras escuchamos una charla TED, en un anuncio de TV, se nos incita continuamente a tratar de ser especiales. Nos bombardean con mensajes tipo: no seas uno más, destaca, hazte notar, identifica tus habilidades únicas, diferénciate, construye tu propia marca personal.

Los autodenominados gurús de la marca personal nos ofrecen sus recetas secretas para encontrar y proyectar esa singularidad innata que todos tenemos. Hoy ya no es suficiente ser competente en lo que haces, ahora, además, debes ser único e inimitable.

Guy Kawasaki, gurú del marketing y ex CMO de Apple, dijo una vez «En este nuevo mundo en el que vivimos, o eres diferente, o eres barato» para explicarnos que, según él, la diferenciación es la clave del éxito.

Los libros de autoayuda y los cursos de desarrollo personal nos instan a bucear en nuestras propias psiques, a encontrar ese talento o característica única y a mostrarla con orgullo al resto del mundo, aunque realmente tenga poco de única.

Para triunfar, nos dicen, debemos ir más allá y encontrar lo que nos hace destacar por encima de todos los demás.

Por supuesto, no seré yo quién niegue que descubrir y potenciar nuestras habilidades y talentos únicos puede abrirnos puertas y crear oportunidades maravillosas. Nadie esta diciendo que diferenciarse sea malo, per se.

Pero… ¿Qué pasa cuando el deseo de ser único se convierte en obsesión? ¿Qué ocurre cuándo entramos en una carrera interminable para superar y eclipsar a los demás, y terminamos por perder de vista quiénes somos realmente?

En este artículo no te voy a dar las claves para construir tu marca personal, para eso ya están los gurús de la marca personal. Pero si te voy a contar cómo evitar confundirte, y convertirte en otro «fake», de los muchos que circulan por las redes sociales hoy en día.

La Presión por Construir una «Marca Única»

Parece que cada vez más personas sienten la necesidad de reclamar y proclamar su individualidad. Estas ansias de ser diferentes no surgen de la nada. Son el producto de una sociedad que, cada vez más, valora y celebra la autenticidad y la singularidad.

Cada día, nos bombardean con innumerables ejemplos de personas que, gracias a su «unicidad», han alcanzado niveles estelares de éxito y reconocimiento. Ya sea un influencer que ha transformado su peculiar estilo de vida en una marca rentable, un artista que ha roto moldes tradicionales o un empresario que ha reinventado su sector con un modelo de negocio único.

Nos subrayan continuamente que la clave de su éxito radica en la capacidad para ser diferente y no conformarse con ser un humano más.

Para prosperar en este nuevo mundo, no solo debes ser competente o estar bien formado, sino que, además, debes tener un rasgo, una característica, algo que te haga destacar por encima de los demás.

Ahora, en lugar de simplemente ser parte de una comunidad, se espera que cada uno de nosotros sea una «marca», un ente único y definido con características y cualidades que nos distingan. Cada publicación en tus redes sociales, cada foto, cada comentario debe ser una declaración de quién eres y qué te hace único. Si quieres tener éxito deber construir tu «marca» y promocionarla activamente.

En el contexto del liderazgo, la marca personal es, para muchos, la navaja suiza que permite al líder comunicar su visión, establecer su autoridad y construir confianza con los que le rodean. Lo cierto es que los líderes, por cuestiones obvias, cuentan con una sólida marca personal, lo que no tengo tan claro es si va primero la gallina o el huevo.

Como ves, la marca personal se ha convertido en un prerrequisito para el éxito profesional, y social.

La Doble Cara de la Marca Personal

Ya sabes, hoy en día, si no tienes marca personal, no eres nadie.

Ahora bien, lo que muchos parecen olvidar es que existe una línea muy fina entre una auténtica marca personal y una marca hueca o, como las hemos llamado toda la vida, una vulgar imitación.

Una marca personal genuina debería ser el fiel reflejo de quién eres, tus valores, tu experiencia, tus vivencias, tus propósitos, tus pasiones. Y no una ristra de mentiras que le cuentas al mundo en un intento para parecer ser alguien que no eres.

La marca personal es la impronta que dejas en los demás cuando interactúas con ellos. Es el libro de registro de cómo les hiciste sentir en cada momento que pasaste con ellos. Ya sea en redes sociales, en los negocios o en la vida en general, la marca personal es el recuerdo que guardan de ti aquellos con los que interactúas.

Sin embargo, en el afán de destacar, muchos caen en la trampa de construir una «marca» que no es verdaderamente representativa de quienes son. En lugar de mostrarse de forma sincera, crean un personaje que les permite proyectar una imagen que no es la suya. Se presentan de una manera que consideran «vendible» y atractiva para el público, pero que dista mucho de ser su auténtico yo.

Muchos, en lugar de construir su marca, construyen una versión artificial de sí mismos, una máscara que, aunque les ayuda a ganar algo de relevancia a corto plazo, raramente les permitir mantener el engaño en el largo plazo.

Y es ahí donde radican los peligros de obsesionarse con la diferenciación y la construcción de una marca personal única. En primer lugar, porque puede llevarnos a una disonancia interna, a un conflicto entre la imagen que proyectas y tu verdadero yo. Algo que, a largo plazo causa agotamiento, ansiedad y una sensación general de insatisfacción, al estar engañándote tú y engañando al mundo.

No Te Conviertas en un FAKE

Diferenciarse, de verdad, implica aceptar, enfatizar y compartir nuestras creencias, experiencias, frustraciones y aspiraciones. Es en esa combinación de humildad y generosidad donde reside la esencia individual que nos hace verdaderamente diferentes al resto.

Se trata de reconocer nuestras singularidades, nuestras historias, nuestros fracasos, y nuestros éxitos, compartiéndolas con el mundo. Es un acto de valentía que requiere introspección y autoconciencia.

Aquellos que se diferencian con éxito suelen ser individuos que reconocen sus fortalezas, debilidades, valores y pasiones, y conviven con ellas, compartiéndolas de forma transparente.

Ser diferente no significa que nunca te hayas equivocado, o que no tengas ningún defecto. No confundas diferenciación con perfección, no tienen nada que ver.

Jean-Paul Sartre, filósofo existencialista, argumentaba que la autenticidad es el acto de ser fiel a uno mismo, en contraposición a actuar de acuerdo a las expectativas externas. En este sentido, diferenciarse no consiste en convertirnos en un «Fake», en una versión falsificada de alguien que no somos.

Si te quieres diferenciar y construir una marca personal sólida y genuina es fundamental que recuerdes que la verdadera diferenciación proviene de ser tú mismo. La diferenciación se sustenta en contar con el coraje de presentarnos tal y como somos, con todas nuestras imperfecciones y singularidades. Eso es lo que nos permite crear conexiones verdaderas y duraderas.

La verdadera unicidad no se encuentra en la aprobación de los demás, sino en la aceptación y reconocimiento de uno mismo.

Conclusiones: La Verdad detrás del Espejo

Si bien es cierto que contar con una sólida marca personal puede ser muy útil a la hora de construir oportunidades que nos acerquen a nuestros propósitos, no podemos olvidar que la marca persona debe ser un reflejo de quién somos realmente. Cuando somos auténticos, conectamos de manera más profunda con los demás. Cuando fabricamos una imagen, corremos el riesgo de perder nuestra identidad en el proceso y terminar siendo vistos como un fraude.

Es fácil caer en la trampa de la mentira. En la tentación de crear un personaje que proyecte una imagen maravillosa de un ser humano divino, que todo lo sabe, que todo lo hace bien, que camina continuamente por el sendero del éxito. Sin embargo, es la vulnerabilidad, la honestidad, la capacidad para admitir y compartir con humildad nuestros aciertos y desaciertos lo que realmente nos ayuda a diferenciarnos.

No te dejes engañar. Cuando alguien proyecte una imagen inmaculada de si mismo, desconfía. La verdadera diferenciación reside la aceptación de nuestra imperfección.

En lugar de buscar ciegamente la diferenciación a través de los ojos de los demás, deberíamos buscar nuestro propio «porqué», nuestra verdadera razón de ser. Es allí, en la intersección de nuestra esencia y nuestro propósito, donde encontraremos la diferenciación más auténtica y significativa.

Créeme, la mejor diferenciación consiste en ser uno mismo.

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Gracias por el tiempo que has invertido leyendo este artículo.

Un abrazo «Humanizer».

Jordi Alemany

 

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